Como ya es conocido, la mayoría de la veces que debuta algún jugador de
nacionalidad argentina, poseedor de una gran técnica individual y con
capacidades extraordinarias para jugar al futbol, adquiere el sobre nombre por
así decirlo de “el nuevo Maradona”.
Desde
que el Diego dejó la cancha en aquel mundial del 94, en un Argentina vs Nigeria
en donde con dos goles del pájaro Caniggia la escuadra albiceleste derrotaba a
los africanos, nadie pensó que sería el fin de la carrera de uno de los
futbolista más grandes que ha dado este planeta. Cuando la gordita y un poco
albina enfermera lo retiraba agarrado de la mano del terreno de juego, Maradona
nunca se imaginó la tormenta que se vendría. Un año de suspensión como jugador
profesional por parte de la FIFA por encontrar sustancias prohibidas en aquel
antidoping, orillaba a Diego Armando a decir prácticamente adiós a las
canchas. Desde ese entonces miles de periodistas,
aficionados y gente del futbol, frustrados por encontrar a un sucesor de aquel
ídolo que se fue obligado y que diera el peso que aquel fenómeno o “barrilete
cósmico” como lo llamara Víctor Hugo Morales en su narración del gol en contra
de los ingleses en 1986, no han dejado de mencionar jugadores para que fueran
el nuevo 10 de su selección.
Nombres
como Ariel “El burrito” Ortega o Pablo Aimar de River, de complexiones
similares a las del Diego eran considerados como los posibles sucesores pero
nunca llegaron a dar el ancho en la selección siempre dejando dudas acerca de
quién podría ser el 10. Siguiendo con la lista se enfilaban nombres de talla
como Verón, el “Muñeco” Gallardo y Andrés D´Alessandro que contaban con la
calidad suficiente para enfundarse las riendas de una selección necesitada de
un líder y creador en el terreno de juego; sin embargo como muchos otros
argentinos de excelente condiciones pasaron a un segundo plano. Por último el gran heredero del dorsal 10 de
los xeneizes Juan Román Riquelme, contaba con todo lo que se necesitaba para
que la frustración de encontrar a un sustituto finalizará. Visión de juego,
creativo, excelente toque y además técnica individual, eran características que
distinguían a Román, llevándolo a los grandes clubs de Europa pero cargaba con
el gran peso que era portar la casaca 10 de la albiceleste. Riquelme siempre
fue la gran incógnita en la selección argentina, la esperanza olvidada y el 10
que nunca floreció.
Sin
embargo, nadie se imaginaba que un chaval nacido en Rosario y que fue rechazado
por un par de equipos en la Argentina, buscando cabida en otros países y
financiamiento para poder pagar su problema hormonal; es el gran hombre que ha
esperado toda la afición del país sudamericano desde hace mucho tiempo. Una
visión de campo extraordinaria, un toque que solo los dioses del futbol pueden
tener, una velocidad adelantada a esta época
y sin duda una técnica que dudo mucho que se vea otra vez en corto
plazo. Lionel a sus 25 años ha
conseguido casi todo, dejando marcado su nombre con letras de oro en la
historia del futbol. Lo más impresionante de este jugador es la velocidad
mental con la que ejecuta las jugadas, se necesitan milésimas de segundo para
poder pensar el movimiento y tener la suficiente capacidad física para que tus
piernas reaccionen a lo que tu mente ordena. Como dirían las comparaciones son
odiosas, pero sin duda la llegada de Messi le ha dado una nueva ilusión a la
afición argentina en poder levantar aquella copa que Maradona elevo al cielo en
la capital mexicana. Diego Armando, con su técnica pura equiparada a la velocidad mental de Lio, creo que
podemos estar en presencia a lo que ahora si se le puede llamar el sucesor de “D10S”.
Sueñen
argentinos sueñen, por que los dioses del futbol les han dado una tercera oportunidad para poder alzar la que todos quieren y pocos consiguen. Por que si
con Messi no la logran levantar, dudo que en corto plazo vuelvan a ser tan afortunados
en tener otro gran jugador que porte la remera 10 de su selección como lo han
hecho las mejores “M” que ha dado su país.
Lo que darían los ingleses por cambiar las Malvinas por Messi.
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